Los pájaros Dodos, son aves que han sido extintas en el mundo cotidiano, en el “real” sin embargo, en los últimos años, legendarios exploradores de la talla de Lord Stanley han descubierto una isla extraña, rodeada de un mar salado… espeso… muy turbio, compuesto por lágrimas saladas de adolescentes rechazados, sin contar trozos de flores marchitas lanzadas al piso por un arrebato de desamor, además de agua estancada en floreros donde un no me olvides vio la ruptura de la última pareja que se profesó amor eterno.

Pues los pájaros dodos, una vez que se sentían amenazados por otras especies más desarrolladas en uñas, apetito y colmillos abordaron un trozo de hielo desprendido de un glaciar por efecto del calentamiento solar, el número de dodos que abordó ese témpano de hielo en mares tropicales era poco más de dos docenas, el resto de aves fueron consumidas en su hogar Galápagos por esporádicos y hambrientos navegantes que pasaban por ahí u otras aves marinas de mayor tamaño.

El témpano de hielo cuando se iba derritiendo tenía formadas varias cavernas que se habían hecho por fenómeno natural, éstas cavernas eran aprovechadas por los simpáticos dodos para esconderse, lo cual les permitió sobrevivir muchos kilómetros costa afuera de la isla Galápagos.

Los dodos navegaron así durante semanas, el témpano cada vez se iba haciendo más y más angosto, a éstas aves el agua dulce no les faltaba, pues picoteaban trocitos de hielo para sobrevivir, pero desafortunadamente (si tu lector eres fácilmente impresionable, lee hasta el siguiente renglón) hubo varias embestidas de animales hambrientos, tanto del cielo como del mar (en verdad, si eres de los que no puede ver sangre, sáltate hasta el siguiente párrafo) esas criaturas (Te lo advierto, no te vayas a desmayar) las marinas veían flotar algo sobre su hábitat natural, con sus cabezas, aletas y ojos de tiburón golpeaban el hielo y éste a su vez se rompía, un dodo caía al mar siendo presa de tiburones, barracudas, morenas, pirañas de mar, así varios dodos fueron caídos en migración. Las otras aves que no cayeron al mar eran vistas desde el aire por aves gigantescas que desde arriba con una gran vista podían descender en picada y raptar los dodos que quisieran para llevar a su nido y alimentar a los polluelos.

La población de dodos se había disminuido en el témpano de hielo cada vez más y más pequeño, no sobrepasaban media docena, cuando a lo lejos los dodos se percataron de un profundo y ruidoso sonido de cascada ¿Una cascada en medio del mar? Eso no parecía ser nada bueno…

Los dodos no tuvieron tiempo de nada cuando se vieron envueltos en un remolino gigante que succionaba todo lo que hubiera sobre la superficie marina; El delgado témpano de hielo se rompió, los mínimos sobrevivientes fueron pájaros al agua, cayeron sin remedio al mar, y sin poder graznar fueron succionados hasta ese agujero oscuro y enorme que tragaba todo lo que estuviera a su alrededor…

Los dodos cayeron…

No supieron nada más de sí mismos…

Cuando recobraron la conciencia estaban enjaulados y un científico de aspecto desquiciado los observaba y en una libreta vieja con un trozo de carbón realizaba a notaciones.

Los primeros que despertaron graznaron asustados y despertaron a sus otros congéneres, todos los demás dodos también despertaron alertados corriendo por toda la jaula, esa jaula hecha de carrizos y materiales tropicales, no fue difícil romperla, en parvada que no sabe volar trataron de huir mientras el científico corría detrás de ellos gritando y haciendo anotaciones en su libreta con el pedazo de carbón.

Por un tiempo el científico intentaba cazarlos y se le escuchaba decir ¡El dictador me va a colgar! ¡Qué voy a hacer si ni siquiera aquí en república soberana de la Friendzone mi trabajo será requerido! ¡Me va a lanzar al mar!

Los dodos no tenían que comer, pero notaban que en las costas de esa pequeñísima isla llegaban cuerpos destrozados sin alma, y en el torso tenían una pequeña abertura con olor dulce pero descompuesto. Los dodos fueron atraídos por ese aroma, uno de ellos se atrevió a meter el pico en el pecho de uno de ellos, sin duda había encontrado una fuente de alimentación, corazones secos como ciruela pasa, corazones malheridos, pisoteados y maltratados, no tuvieron empacho en comer el corazón de esos miserables pandemonios llegados hasta la costas soleadas de la friendzone…

El loco científico miró aquello con aprobación ¡Ya sabemos cómo deshacernos de los corazones! ¡Jefe ya sabemos cómo deshacernos de los corazones! El científico fue a buscar a su jefe y sacaron un carromato enorme lleno de corazones marchitos, el científico le hizo señas a su jefe que observara lo que iba a ocurrir… Lanzó los corazones y se escondieron cerca de los dodos, los dodos se acercaron y comieron con glotonería esos asquerosos corazones-pasa.

¡Oh Mirrrra hemos Rrrrresuelto el Prrrroblema de que Hacerrrrr con esos corazones inútiles! ¡Dame unos cuantos, quiero acercarme a los dodos! ¡No señor! Podrían ser Caníbales advirtió el científico. ¡Tonterrrias el único caníbal aquí soy yo!

El dictador de la friendzone tomó un puñado de corazones inútiles y se acercó a los dodos para dárselos de comer, los dodos más por glotones que por otra cosa se acercaron al dictador y así fue él el comienzo de la domesticación y lealtad de esas aves para con el dictador friendzoniano.

Y desde ese entonces las aves dodos han sido protegidas en ese santuario llamado friendzone, ese lugar donde cabemos todos.

Cada vez que llega un cuerpo calcinado y mojado a las costas friendzonianas, los dodos se encargan de comerles el corazón y el resto del cadáver es exfoliado por los elementos naturales en la playa hasta que se vuelven polvo integrándose al mar.